¿Y si un día el dinosaurio ya no está allí?
Leonardo Alba Mejía*
En lecturas y conversaciones, que logran ser un instante único, que nos permiten familiarizarnos con el tiempo que nos correspondió, la vida se instala de otro modo, va dejando señales, certezas y preguntas que son motivo para continuar la jornada. En las conversaciones que se están convocando desde el Teatro Heredia- Adolfo Mejía, que son parte de la oferta cultural que vive Cartagena, la cita es con La alegría de leer el 31 de marzo a las seis de la tarde para pensar el tema del fomento de la lectura y para contar como la viven los protagonistas de esta tarea en la ciudad y el país.
Una gran mayoría de colombianos han anidado en su corazón la violencia, la ilegalidad y el desencanto por una suerte de condicionamiento histórico, de clase o incluso por un triunfo de la irracionalidad. Este es un hecho evidente en las conversaciones informales, en el estilo con el que se aborda la política y en el rostro endurecido de quienes están por fuera de la prosperidad anunciada. Aclimatar una ruta distinta pasa no solo por encontrarse en los temas de la cultura, como este de la alegría de leer, sino también por crear una cultura de la lectura, la paz y la legalidad. Frente a esta tendencia de convertir las iniciativas culturales en una marca hay tareas como la del fomento de la lectura que van más allá de posicionar un producto.
En un contexto como el colombiano que suele simplificarse y presentarse como un país que se debate entre salvadores de la patria y bandidos acudir a las posibilidades de la lectura es traspasar el árido territorio de los lugares comunes. Lo que dice el escritor checo, Mircea Maritza de la cultura lo podríamos decir de la lectura, según el “la cultura es todo aquello que transforma una jornada de trabajo en una jornada de vida”. Leer es despojar a las mentes del ruido y el acelere diario para entrar en sintonía con una voz que muchas veces se instala en el alma. Como la de Jorge Luis Borges que siempre se ufanó más de lo leído que de lo escrito y deja por ejemplo un verso en su poema Tango que aligera nuestra condición humana: el hombre que es polvo y tiempo dura menos que la liviana melodía.
Si imaginamos que estamos haciendo parte de otro capítulo, el de la fiesta de la cultura entendida como que todos andamos contagiados del deseo de saber y crear, de descubrir músicas y bailar, y el resto son sombras y perecedero, entonces al final de este cuento que es vivir en Colombia al que le faltan metáforas o giros novedosos podríamos tener un final inesperado. Tal vez un día despertamos y descubrimos que el dinosaurio se ha ido y ya no está allí. Ese dinosaurio inmortalizado en el cuento corto de Augusto Monterroso que siempre he asociado a las cosas que no se mueven, que se acomodan, que no nos dejan avanzar.
Le corresponde a un relevo generacional ponerle ritmo a estas cosas, de construir el pensamiento de retórica y reiterados sermones, proponer temas, actos creativos en los que den cuenta de una versión de país menos acartonado y más creativo y vivo en propuestas, otras campañas, símbolos que contengan lo que son en sus modos de estar y relacionarse. En Imagina Cartagena pueden tener lugar otras voces, temas, cuentos, entrevistas, crónicas que generen reflexión, discusión abierta y permanente para que empiece a hacerse realidad una ciudad que se imagina desde sus jóvenes.
Autor: Leonardo Alba Mejía
Dedicado a: IMAGINAR CARTAGENA
Fecha: 22 Marzo 2014
De acuerdo ha la temática desarrollada en esta columna, podemos manifestar la gran importancia que tiene los tema de la cultura y la lectura, cómo se ve la armonía entre estos dos significados, es como una esencia que perfuma toda la historia recopilada en un libro, revista, noticia, crónica, el arte de poder saborear y degustar todo lo relacionado con la investigación, la escritura, la libertad de expresión, en sus diferentes espacios. Es muy cierto y triste que en nuestro país, no tengamos el sentido de pertenencia sobre la cultura y lectura de nuestras regiones, por lo tanto se hace necesario abrir las expectativas y la creatividad para atrapar esas costumbres que poco a poco se están introduciendo en nuestras venas y en nuestra vida cotidiana, la mejor forma de conocer nuestra historia, es atreves de los escritos y la lectura que han sido la fuente de inspiración de muchas personas que siente la necesidad de plasmar, decir, manifestar, demostrar cualquier cosa que nos permita ver con claridad y realidad un suceso.
ResponderEliminarAunque nuestra cultura colombiana tenga raíces antiguas con el teatro, la lectura y todos esos medios que son capaces de sacarnos de la vida cotidiana somo un país que va más por un partido de fútbol, que un despierta indignado por la violencia y al día siguiente la olvida, que eligen representantes que nunca cumplen promesas, que se contagia de lo último que se usa, que a pesar de tener la modernidad encima y todos sus ocupaciones nunca se ha quitado ese dinosaurio que no nos deja avanzar. Es una bonita enseñanza lo que propone en su columna ya que muchos como yo empezaremos por quitarnos ese dinosaurio y empezar a vivir la creatividad y emoción que le ponen los jóvenes de este país y por qué no también la sociedad.
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